Revista Cosmocápsula número 8. Enero – Marzo 2014. Cápsulas literarias.
Sacada a la fuerza
Francisco Kieks Ariza
‒ ¡Capitán! ¡Capitán! – dijo entrando tembloroso el suboficial.
‒ Jumm… ‒ desperezándose en su silla el regordete jefe de la nave ‒ ¿Qué sucede?
‒ Han penetrado varias capas y casi alcanzan el casco exterior, están taladrando más profundo.
El capitán lentamente se levantó y reptó hasta los controles, las máquinas mostraron como los tres picos del taladro giraban y se detenían cada tanto.
‒ Tranquilo subteniente Dariez, esto ha pasado antes, llegan cerca, sacan algo y vuelven a rellenar el hueco que han hecho.
‒ Pero están muy cerca capitán Zair – replicó preocupado y su piel a un intenso rosado se tornó – Si esto continúa así creo que nos veremos desalojados de nuestro refugio. Recomiendo que se ponga la alerta negra y traslademos el casco entero.
El capitán iba a reír por aquella muestra de inseguridad e ideas absurdas pero voces externas se lo impidieron y al observar por las cámaras también tuvo razones para asustarse. Ya no se observaba aquel taladro tan común para aquellos inquilinos, ahora se aproximaba un objeto inquietante y muy diferente.
‒ Es muy profunda, señor Galindo – dijo aquella voz externa – me temo que ésta tocará retirarla, sólo será un minuto.
La voz de Galindo rugió desde muy profundo inquiriendo acerca del dolor.
Casi de inmediato el objeto se acercó ominosamente sujetando fuertemente la cavidad en que la nave estuvo y empezó a mover todo su mundo de un lado para otro. El capitán no pudo reprender al subteniente sabiendo que les acababa de salvar la vida con aquella muestra de iniciativa y sólo alcanzó a dar órdenes para que la tripulación entera se asiera fuerte ante aquellos bruscos movimientos que sacudían todo. El nuevo objeto tenía forma de alicate y a cada meneo hacía temblar toda la nave de un lado y a otro con fiereza. Las cámaras solo mostraban paredes grises metálicas y no sabían que sucedía exactamente, todos iban despavoridos sin saber qué hacer dentro de su nave. Luego de uno o dos minutos todo se calmó y pudieron ver que se hallaban a la intemperie de un espacio hostil y frío. Ellos solo eran una gran mancha negra que se desprendía de aquél mundo blanco que habían poseído ahora inerte.
‒ Listo, señor Galindo – dijo con confianza – esta muela ya no le molestará.
‒ Gracias doctor – contestó algo balbuceante Galindo.
Una mancha oscura ahora flotaba y se alejaba por el aire de aquél consultorio.
‒ Tenía razón subteniente Dariez, hemos sido desalojados de nuestra, antes considerada, segura colonia. Veré que lo asciendan por aquel acto para activar la negra, pues nos salvó a todos de ser aplastados si hubiéramos seguido agarrados a esa muela. Podemos usar muy bien gente con esa valentía e iniciativa como la suya en el cuerpo de oficiales – comentó mientras reptaba sobre su ancha barriga el capitán Zair acercándose a otro reptante mucho más flaco y ágil al otro lado de la cabina de mando – Ingeniero Capla – le saludó usando las antenas, salientes de la cabeza, enrollándolas con las del ingeniero – búsquenos un nuevo sitio, otra boca que ocupar y esta vez refuercen las medidas y en caso de que vuelva a suceder poder cambiar rápidamente a otra muela para no usar la alerta negra, nuestras naves no resisten mucho en este aire tóxico.
Se retiraba, con visible alegría en la pequeña boca tubular salida del pecho, hacia su asiento de capitán cuando se acordó de algo y volvió a mirar al ingeniero.
‒ Por cierto, que sea una con mucho azúcar, necesitamos materiales para arreglar los daños.
Francisco Kieks Ariza (1988): Autor novel nacido en la ciudad colombiana de Santa Marta, Magdalena. Infancia transcurrida entre Venezuela y Alemania, ahora está radicado en Bogotá estudiando comercio internacional. Ha escrito cuentos cortos de ciencia ficción y fantasía, así como poesía; algunos dentro de concursos literarios en España. Anteriormente estudiaba ingeniería en la universidad nacional, lo cual le ayudó a crear sus bases científicas para sus cuentos así como ampliar sus conocimientos literarios al tener acceso a la biblioteca de la universidad.
Revista Cosmocápsula número 8. Enero – Marzo 2014