Archivo | Cosmocápsula Número 4 RSS feed for this section

«Había una vez en el futuro (en formato breve)» por Dixon Acosta

7 Mar

headerRevista Cosmocápsula número 4. Enero – Marzo 2013. Artículos

Volver al índice


Había una vez en el futuro (en formato breve)

Dixon Acosta

Ilustración por Juanjo Ramírez Mascaró


Parafraseando al gran Julio Cortázar, si una novela gana por puntos y un cuento por knock-out, el minicuento debería ganar en el primer round y el microcuento durante los primeros segundos de esa misma instancia. Me permito anotar unas impresiones sobre la literatura en formato breve, no es mi intención hacer un ensayo sobre los formatos cortos, debo ser consecuente.

celularsaurio

La minificción no es un fenómeno nuevo ni un género sencillo, algunos autores lo ubican desde la antigüedad clásica y al menos en lo que respecta a América Latina, el nombre de uno inmenso se asocia al formato pequeño, Augusto Monterroso nos dejó un dinosaurio que nos despierta cada mañana. También hay teorías y clasificaciones de los diferentes relatos breves y brevísimos, pero no pretendo elaborar un texto académico, sólo enfatizar que la minificción es menos simple de lo que puede pensarse. Seguir leyendo

"Había una vez en el futuro (en formato breve)" por Dixon Acosta

7 Mar

headerRevista Cosmocápsula número 4. Enero – Marzo 2013. Artículos

Volver al índice


Había una vez en el futuro (en formato breve)

Dixon Acosta

Ilustración por Juanjo Ramírez Mascaró


Parafraseando al gran Julio Cortázar, si una novela gana por puntos y un cuento por knock-out, el minicuento debería ganar en el primer round y el microcuento durante los primeros segundos de esa misma instancia. Me permito anotar unas impresiones sobre la literatura en formato breve, no es mi intención hacer un ensayo sobre los formatos cortos, debo ser consecuente.

celularsaurio

La minificción no es un fenómeno nuevo ni un género sencillo, algunos autores lo ubican desde la antigüedad clásica y al menos en lo que respecta a América Latina, el nombre de uno inmenso se asocia al formato pequeño, Augusto Monterroso nos dejó un dinosaurio que nos despierta cada mañana. También hay teorías y clasificaciones de los diferentes relatos breves y brevísimos, pero no pretendo elaborar un texto académico, sólo enfatizar que la minificción es menos simple de lo que puede pensarse. Seguir leyendo

"El Día en que Dios Durmió" por Jerson Lizarazo

27 Feb

headerRevista Cosmocápsula número 4. Enero – Marzo 2013. Cápsulas literarias – Microrrelato.

Volver al índice


El Día en que Dios Durmió

Jerson Lizarazo


Minda Kyes estaba petrificada. La mujer más dura y estricta entre todas las marcianas se estaba congelando en vida por el miedo. Dos hombrecitos gráciles y con semblante de insecto la observaban, atónitos, incrédulos. Estaban, nada más y nada menos, presenciando el derrumbe del ser marciano.

La mujer no se movía. Los hombres insecto le hablaban sin ser escuchados. Le gritaban, incluso fueron tan insensatos de golpear en la cara a la Gobernante Suprema. No lograron nada. Kyes estaba muerta en vida, tal vez intentaba escapar del futuro terrible, como quien intenta escapar de la brea, tan solo para darse cuenta de que en cada brazada se hunde más.

—¡Maldita Kyes, es una…! —gritó uno de los insectos.

—¿Qué es lo que ocurre, Plyu? — interrumpió el otro.

Minda seguía abstraída. Seguía intentando desaparecer del Universo. Las alarmas empezaron a sonar. El cuarto en que se hallaban los tres marcianos estaba bajo cientos de metros de chillidos y explosiones. De repente, como una revelación, como si en un segundo todos los secretos del Universo encontraran morada en su entendimiento, la luz invadió hasta el rincón más oculto de su mente confundida. Todo fue claro para Kyes, no tenía nada de qué preocuparse. En un sacudón de cabeza volvió a la realidad, a su Universo y a su otrora verde y próspero Marte.

—Llévenme a la superficie —se limitó a decir.

Seguir leyendo

«El Día en que Dios Durmió» por Jerson Lizarazo

27 Feb

headerRevista Cosmocápsula número 4. Enero – Marzo 2013. Cápsulas literarias – Microrrelato.

Volver al índice


El Día en que Dios Durmió

Jerson Lizarazo


Minda Kyes estaba petrificada. La mujer más dura y estricta entre todas las marcianas se estaba congelando en vida por el miedo. Dos hombrecitos gráciles y con semblante de insecto la observaban, atónitos, incrédulos. Estaban, nada más y nada menos, presenciando el derrumbe del ser marciano.

La mujer no se movía. Los hombres insecto le hablaban sin ser escuchados. Le gritaban, incluso fueron tan insensatos de golpear en la cara a la Gobernante Suprema. No lograron nada. Kyes estaba muerta en vida, tal vez intentaba escapar del futuro terrible, como quien intenta escapar de la brea, tan solo para darse cuenta de que en cada brazada se hunde más.

—¡Maldita Kyes, es una…! —gritó uno de los insectos.

—¿Qué es lo que ocurre, Plyu? — interrumpió el otro.

Minda seguía abstraída. Seguía intentando desaparecer del Universo. Las alarmas empezaron a sonar. El cuarto en que se hallaban los tres marcianos estaba bajo cientos de metros de chillidos y explosiones. De repente, como una revelación, como si en un segundo todos los secretos del Universo encontraran morada en su entendimiento, la luz invadió hasta el rincón más oculto de su mente confundida. Todo fue claro para Kyes, no tenía nada de qué preocuparse. En un sacudón de cabeza volvió a la realidad, a su Universo y a su otrora verde y próspero Marte.

—Llévenme a la superficie —se limitó a decir.

Seguir leyendo

«En la Plaza Mayor» por Ricardo Cabezas

22 Feb

headerRevista Cosmocápsula número 4. Enero – Marzo 2013. Cápsulas literarias – Microrrelato.

Volver al índice


En la Plaza Mayor

Ricardo Cabezas

Ilustración por Le Yad


En-la-plaza-mayorHay una hoja de arce caída sobre los adoquines de la plaza mayor. Anochece ya. En el cielo se observan las nubes azotadas por el viento antes de que empiece la llovizna.  Los perros ladran a veces.

Sobre la hoja de arce cae una gota de lluvia ácida que comienza a disolver las nervaduras y  las fibras de la hoja. Las pequeñas gotas de ácido atraviesan las células y rompen las fuertes membranas que conforman la hoja. En el interior, luego de corroer la célula, se detiene la mayor parte del ácido, exactamente sobre un insignificante átomo de carbono. La mayor parte de ese átomo es vacío, vacío como sería una miserable canica en el interior de un estadio. Para llegar al centro de ese estadio habría que dar muchos saltos cuánticos, recorrer largas distancias. Seguir leyendo

"En la Plaza Mayor" por Ricardo Cabezas

22 Feb

headerRevista Cosmocápsula número 4. Enero – Marzo 2013. Cápsulas literarias – Microrrelato.

Volver al índice


En la Plaza Mayor

Ricardo Cabezas

Ilustración por Le Yad


En-la-plaza-mayorHay una hoja de arce caída sobre los adoquines de la plaza mayor. Anochece ya. En el cielo se observan las nubes azotadas por el viento antes de que empiece la llovizna.  Los perros ladran a veces.

Sobre la hoja de arce cae una gota de lluvia ácida que comienza a disolver las nervaduras y  las fibras de la hoja. Las pequeñas gotas de ácido atraviesan las células y rompen las fuertes membranas que conforman la hoja. En el interior, luego de corroer la célula, se detiene la mayor parte del ácido, exactamente sobre un insignificante átomo de carbono. La mayor parte de ese átomo es vacío, vacío como sería una miserable canica en el interior de un estadio. Para llegar al centro de ese estadio habría que dar muchos saltos cuánticos, recorrer largas distancias. Seguir leyendo

«El Confín del Mundo» por L. C. Hamilton

20 Feb

headerRevista Cosmocápsula número 4. Enero – Marzo 2013. Cápsulas literarias – Microrrelato.

Volver al índice


El Confín del Mundo

L. C. Hamilton


La Muerte, demacrada, tocó a la vieja puerta…

Estaba cansada del largo trayecto que había recorrido y sólo esperaba tener algo de suerte en aquella comarca: El confín del mundo.

Unos pasos se oyeron cada vez más cerca del espectro.

La Muerte llevó una de sus huesudas manos hacia la enorme y mellada hoz que cargaba a la espalda desde El Principio de los Tiempos.

La perilla de la puerta giró lentamente

La Muerte contuvo el aliento… aunque, en realidad, nunca hubiese respirado…

Un niño apareció en el umbral.

De haber tenido, el corazón de La Muerte habría estallado de emoción.

La hoz cortó los frágiles lazos del viento, atravesando el cuerpo del pérfido ente: un androide enano.

Nada ocurrió… Y era el confín del mundo.

La puerta se cerró de nuevo.

La Muerte cayó al suelo y lloró, con lágrimas secas, anhelando aquella época en que los humanos aún no se habían extinguido.


L. C. Hamilton. Colombiano. Nacido el 24 de noviembre de 1983. Estudió Psicología en la Universidad Nacional de Colombia. Su trabajo de grado fue una novela de ciencia ficción acerca de la consciencia humana basada en El Mago de Oz. Fue publicado en los primeros números de la revista Rilttaura. Ha colaborado con algunos cuentos para dos libros: PLUP! y SIMBIOSIS VIRGINAL. Obtuvo mención de honor en una convocatoria realizada por la Fundación Gilberto Alzate y ganó dos veces el primer lugar en el concurso de cuento convocado por la Alcaldía Local de Kennedy. Actualmente planea publicar algunas novelas de ciencia ficción a través de internet.


Volver al índice

Revista Cosmocápsula número 4. Enero – Marzo 2013

 

"El Confín del Mundo" por L. C. Hamilton

20 Feb

headerRevista Cosmocápsula número 4. Enero – Marzo 2013. Cápsulas literarias – Microrrelato.

Volver al índice


El Confín del Mundo

L. C. Hamilton


La Muerte, demacrada, tocó a la vieja puerta…

Estaba cansada del largo trayecto que había recorrido y sólo esperaba tener algo de suerte en aquella comarca: El confín del mundo.

Unos pasos se oyeron cada vez más cerca del espectro.

La Muerte llevó una de sus huesudas manos hacia la enorme y mellada hoz que cargaba a la espalda desde El Principio de los Tiempos.

La perilla de la puerta giró lentamente

La Muerte contuvo el aliento… aunque, en realidad, nunca hubiese respirado…

Un niño apareció en el umbral.

De haber tenido, el corazón de La Muerte habría estallado de emoción.

La hoz cortó los frágiles lazos del viento, atravesando el cuerpo del pérfido ente: un androide enano.

Nada ocurrió… Y era el confín del mundo.

La puerta se cerró de nuevo.

La Muerte cayó al suelo y lloró, con lágrimas secas, anhelando aquella época en que los humanos aún no se habían extinguido.


L. C. Hamilton. Colombiano. Nacido el 24 de noviembre de 1983. Estudió Psicología en la Universidad Nacional de Colombia. Su trabajo de grado fue una novela de ciencia ficción acerca de la consciencia humana basada en El Mago de Oz. Fue publicado en los primeros números de la revista Rilttaura. Ha colaborado con algunos cuentos para dos libros: PLUP! y SIMBIOSIS VIRGINAL. Obtuvo mención de honor en una convocatoria realizada por la Fundación Gilberto Alzate y ganó dos veces el primer lugar en el concurso de cuento convocado por la Alcaldía Local de Kennedy. Actualmente planea publicar algunas novelas de ciencia ficción a través de internet.


Volver al índice

Revista Cosmocápsula número 4. Enero – Marzo 2013

 

«Escala» por L. C. Hamilton

18 Feb

headerRevista Cosmocápsula número 4. Enero – Marzo 2013. Cápsulas literarias – Microrrelato.

Volver al índice


Escala

L. C. Hamilton


El hombre de ciencia presentaba al mundo su último invento:
–He aquí la máquina omnisciente, la única maravilla capaz de responder a cualquier pregunta, en términos numéricos, con absoluta certeza. Hagamos la prueba:
El sujeto desapareció del escenario, ocultó siete monedas en su bolsillo, volvió de nuevo junto a su máquina y le preguntó:
–¿Cuántas monedas tengo en el bolsillo?
7– repuso el artefacto.
El inventor vació sus bolsillos.
–¡Oh!– dijeron todos los espectadores.
–Aún es pronto para asombrarse… Veamos ¿cuántos años cumple el hijo de éste individuo?– continuó el inventor señalando a un hombre albino sentado entre el público.
6
–Es cierto– dijo el individuo, sacando de su billetera siete fotos de niños, igualmente albinos… a excepción de uno, cuya tez aparecía completamente negra.
–Excelente… Prosigamos… ¿cuántos amantes ha tenido la esposa de Vincent Cowen, nuestro querido presidente, que hoy nos honra con su presencia? Seguir leyendo

"Escala" por L. C. Hamilton

18 Feb

headerRevista Cosmocápsula número 4. Enero – Marzo 2013. Cápsulas literarias – Microrrelato.

Volver al índice


Escala

L. C. Hamilton


El hombre de ciencia presentaba al mundo su último invento:
–He aquí la máquina omnisciente, la única maravilla capaz de responder a cualquier pregunta, en términos numéricos, con absoluta certeza. Hagamos la prueba:
El sujeto desapareció del escenario, ocultó siete monedas en su bolsillo, volvió de nuevo junto a su máquina y le preguntó:
–¿Cuántas monedas tengo en el bolsillo?
7– repuso el artefacto.
El inventor vació sus bolsillos.
–¡Oh!– dijeron todos los espectadores.
–Aún es pronto para asombrarse… Veamos ¿cuántos años cumple el hijo de éste individuo?– continuó el inventor señalando a un hombre albino sentado entre el público.
6
–Es cierto– dijo el individuo, sacando de su billetera siete fotos de niños, igualmente albinos… a excepción de uno, cuya tez aparecía completamente negra.
–Excelente… Prosigamos… ¿cuántos amantes ha tenido la esposa de Vincent Cowen, nuestro querido presidente, que hoy nos honra con su presencia? Seguir leyendo