– ¿Por qué los humanos adultos gastan tanto tiempo tratando de convencer a otra persona de que se vaya a vivir con ellos?
– Yo tampoco lo entiendo. Parece que cuando otro adulto humano les succiona sus labios o frota su cuerpo contra el de ellos, ellos derivan placer de ese frotamiento. Buscan tener alguien cerca para que les proporcione ese placer con frecuencia.
– ¿Eso es lo que llaman “sexo” o ”hacer el amor”?
– Creo que esos son los chistosos nombres.
– ¿Y por qué los humanos adultos necesitan de ese “sexo” o de ese “hacer el amor”?
– Ya te dije. Primero es por placer, y en segundo lugar porque al tener “sexo” ellos consiguen crear un tercer individuo y así se reproducen.
– ¡Qué extraños! ¡Quién hubiera pensado que en el universo existieran conductas tan raras como ese “sexo” o que para reproducirse fuera necesario frotarse repetidas veces.
– Es verdad, y esa necesidad les condiciona toda su cultura. Debido a ese deseo de frotamiento mutuo es que viven en parejas y luego con los sujetos pequeños que nacen como producto del frotamiento. Ellos no son como nosotros que por ser totalmente autosuficientes no nos vemos obligados a crear esos grupos llamados “familias”. Debido al deseo de frotamiento es que su arte (sea cine, teatro, pintura o literatura) insiste tanto en esas historias que ellos denominan “románticas” y que tratan de todos los sufrimientos de un sujeto para conseguir que otro sujeto de su especie acceda a frotarse con él por mucho tiempo. Debido al deseo de frotamiento crean legislaciones para proteger tal posibilidad o muestran esa obsesión por la mentada fricción que es epidémica en sus medios de comunicación.
– Reconozco que no comprendo gran cosa de los humanos y que aún debo estudiarlos mucho, pero tengo la impresión de que ellos pierden demasiado tiempo útil por esa obsesión de convencer a otro humano para que viva con ellos.
– Desde nuestra óptica, lo que dices es verdad. Pero parece que a ojos de ellos, lo que denominan “cortejo” es tiempo bien invertido. No obstante, también es cierto que si no perdieran tanto tiempo en esos “cortejos” y “seducciones”, podrían dedicar más tiempo a conocer las realidades existentes, su conocimiento sería superior y su ciencia no estaría tan atrasada.
– ¿Tú dirías que ellos están atrasados como civilización por su obsesión con el frotamiento mutuo de cuerpos que les ocupa tanto tiempo?
– Es una de las razones. No la única.
– He pensado que quizá podríamos hacerles el favor de viajar hasta su mundo y extirparles su llamado “deseo sexual”.
– Es una idea loable de tu parte, pero recuerda que si les extirpáramos su “deseo sexual”, ellos dejarían de buscar frotamientos con otros, no se reproducirían y entonces se extinguirían.
– En eso tienes razón. Pero entonces ¿su especie está condenada a avanzar siempre muy poco debido a todo el tiempo que pierden buscando que otro caiga en eso que denominan “enamoramiento”?
– Yo diría que sí. Nuestra piedad nos mueve a pensar en liberarlos de la servidumbre que sufren ante “el sexo”, pero es imperativo respetar que ellos desean estar atados a esa cadena, parece que disfrutan esa alienación.
– ¿O sea que por “respeto” debemos dejar que continúen avanzando a ritmo de pox, en vez de ayudarles a avanzar a un ritmo decente?
– Sí. Si ellos desean andar a ritmo de pox, esa es una de sus prerrogativas.
– Lamentable. Por otra parte ¿por qué los humanos emplean trapos para cubrirse todo el tiempo? Rara vez se los ve libres de esos trapos.
– Eso que tú llamas “trapos” ellos lo llaman “ropa o vestuario” y lo cargan todo el tiempo por dos razones básicas. Una es que sus cuerpos necesitan protegerse del medio ambiente, y otra para simbolizar diversos rasgos culturales. Por ejemplo, los que se visten de ciertos colores son lo que ellos denominan “policías”, los que usan otras vestimentas demuestran así que buscan alguien que se friccione con ellos. Los humanos no son como nosotros que podemos bioformar nuestro cuerpo las veces que queramos para adaptarlo al entorno, además, dado que nosotros podemos leer directamente las mentes de otros, no estamos forzados a emplear esas vías indirectas de simbolización.
– ¿Por qué sólo tienen una cabeza?
– No todos pueden ser perfectos.
– Estoy hablando en serio ¿Por qué sólo una cabeza?
– Yo también estoy hablando en serio aun cuando tú creas que estoy bromeando. No todos pueden ser como tú o tantos otros. Además, es obvio que las condiciones de vida en un planeta como la Tierra hacen recomendable para organismos mamíferos como esos, una estructura fisiológica con un solo receptáculo para proteger el único cerebro. En ese planeta esa estructura es de lo más adaptativo.
– ¿Sabes qué..?
– ¿Qué?
– Me están dando ganas de que me bioformen como humano y me trasladen a su planeta para sentir lo que ellos sienten. Debe ser divertido sentir como ellos sienten.
– Te puedes inscribir en el programa.
– ¿Cuál programa?
– En este momento hay un programa dirigido a voluntarios para que se bioformen y vayan a vivir un tiempo en la Tierra. Te podrías inscribir. Ahora mismo tenemos casi un centenar de sujetos viviendo bioformados allí; tenemos de todo, desde científicos hasta aventureros. Incluso a uno lo mataron.
– ¿Lo mataron?
– Es parte del riesgo. Ellos son muy primitivos y uno de los nuestros se enredó en un problema y un humano lo asesinó. ¿Eso te quita las ganas de ir?
– No. ¿Acaso no lo pudieron revivir?
– Claro que podíamos, pero en una cláusula especial este aventurero pidió que si los humanos lo mataban, no lo reviviéramos. Cumplimos sus deseos.
– Bueno, pues si a mí me matan, yo sí quisiera que me revivan.
– No hay problema. Lo podemos hacer. ¿Quisieras ser bioformado como macho o como hembra?
– ¿Cuál es la diferencia?
– Para nosotros es difícil entenderlo pues carecemos de género, pero digamos que los machos son estúpidos y las hembras estúpidas.
– ¿Es un chiste?
– Sí y no.
– Me da igual. Puedes bioformarme como macho o como hembra. Quiero ver qué se siente ser a la vez tan limitado y prepotente.
– De acuerdo.
– ¿Cuánto tiempo permaneceré como humano?
– Casi siempre lo permitimos por un lapso igual a diez años del planeta Tierra.
– ¿Por qué tan poco?
– No queremos arriesgarnos.
– ¿Y qué pasa si yo acabo viviendo con otro humano como es endémico en su especie? ¿Qué ocurre si me llego a reproducir?
– Eso ya está contemplado. Si llegas a vivir con otro humano, lo sacamos de ese planeta y lo bioformamos dentro de nuestra especie, lo mismo hacemos con un posible “hijo”. Ya tenemos varios ex humanos viviendo como miembros nuestros, todos coinciden en que lo mejor que les ha pasado es abandonar la condición humana, todos expresan que no entienden cómo pudieron vivir siendo primates de ese tipo.
– Pero entonces eso demuestra que sí podríamos bioformar a todos los humanos y que ellos estarían agradecidos de que los sacáramos de su menguada condición. Podemos salvarlos de tantos rasgos que los lastran.
– Es verdad, pero es que aquellos a quienes hemos transformado, son personas que en términos humanos sufrirían lo que ellos experimentan como ausencia de un “esposo”, “esposa”, “padre” o “madre”. Tenemos un deber hacia aquellos humanos que se involucran con un bioformado de los nuestros, con los demás no.
– Ellos están más solos de lo que creen. En este universo poblado por tantos seres inteligentes, a veces ellos me dan pena. Destruirlos sería un acto de misericordia, quizá debamos permitir que la naturaleza terrestre baraje de nuevo para que empiece otro proceso evolutivo con otra especie, quizá allí se desarrollarían cucarachas inteligentes o delfines que escriban libros.
– Eso que tú planteas ya se ha discutido varias veces. Hace siglos – hablando en términos humanos – alguien ya propuso liquidarlos. Por el momento hay un convenio tácito en dejarlos continuar otro tiempo para ver hasta dónde pueden llegar, hay quien afirma que si les damos tiempo, los humanos podrían sorprendernos.
– ¿Y tú lo crees?
– Algunos de nuestros personólogos creen que la raza humana está ad portas de un cambio radical, de algo que podría disparar su velocidad de desarrollo de un modo insospechado.
– ¿Aún con ese lastre del sexo que les permite progresar a ritmo de pox?
– No. Ellos creen que si los humanos ingresan a otro ritmo de desarrollo, deberán abandonar ciertos pesos muertos como ese del sexo, está comprobado que los seres asexuados evolucionan a una velocidad muy superior. Además, según los reportes que hemos obtenido, lo que ellos denominan “placer sexual” es infinitamente menos excitante que algunos de los placeres más elementales que nosotros podemos proporcionarnos. En eso, ellos son como niños.
– Otra cosa ¿por qué ellos creen en esos seres fantásticos llamados “Dios” o “dioses”?
– De nuevo tiene que ver con su estado infantil de desarrollo. Como su ciencia y su tecnología son incipientes, necesitan de diversos placebos para tranquilizarse ante un universo que siempre acabará matándolos. Es una reacción ante el hecho de que aún no controlan la muerte. Nosotros sabemos que toda cultura planetaria que acaba dominando la muerte, deja de creer en “dioses” o “Dios”. Por supuesto que un “Dios” podría existir, pero hoy sabemos que si es así, se abstiene de intervenir en el multiverso.
– No sólo la creencia en Dios es un placebo, buena parte de las prácticas religiosas de los humanos también lo son.
– Es verdad, no obstante, con el tiempo acabarán entendiéndolo. Ese es otro peso muerto que también deberán abandonar si consiguen saltar al siguiente nivel evolutivo.
– Por cierto, me llama también la atención esa singular conducta que denominan “rezar” ¿Creen que si expresan en silencio sus deseos personales, aumentan la probabilidad de que sus deseos se hagan realidad?
– Sí. De nuevo es el placebo al que nos hemos referido. Muchos de ellos creen que la probabilidad de que un deseo se cumpla se incrementa si pronuncian unas fórmulas en voz alta o si repiten esas mismas fórmulas mentalmente. Es lo que los mismos antropólogos humanos llaman “pensamiento mágico”, esa es otra rémora de la que se librarán si alcanzan la siguiente etapa de evolución.
– He escuchado algunas oraciones humanas y algunas son bellas poesías.
– Sin duda. Las religiones tienen mucho de obra de arte.
– En cambio, he escuchado otras oraciones y son de una vulgaridad impactante. El otro día vi en esta tele un humano que en su oración pedía la muerte de otro o que al menos a ese otro le sucediera una desgracia.
– Otra prueba de la puerilidad de la especie.
– Escuché una vez una oración de un humano y en ella le solicitaba a su Dios que por favor existieran extraterrestres y que por favor se contactaran con los humanos. Me pareció muy tierno y hasta sentí ganas de complacerlo.
– En efecto, era una oración muy tierna, a veces los humanos son de una dulzura desarmante. A veces uno quisiera contactarlos y arreglarles de una vez por todas el noventa y nueve por ciento de sus problemas, pero también sabemos que si nosotros procediéramos así, hacia el futuro les generaríamos una dependencia respecto de nosotros mismos que a la larga tendría fatales consecuencias. Al menos hasta cierto punto, ellos deben llegar solitos.
– En otra ocasión escuché otra inclasificable oración, alguien pedía a su Dios que hubiera un poco menos de poesía en el mundo, que estaba harto de que todo (de lo minúsculo a lo mayúsculo) en el universo, rebosara poesía.
– ¿Eso era una oración humana? ¿Estás seguro?
– La mujer (o lo que parecía una mujer) a quien vi haciéndolo estaba de rodillas, con las manos juntas y adoptando la típica actitud de un humano orante.
– No entiendo bien ¿qué ganancia podría obtener un humano orante de que hubiera menos poesía en el mundo? Además ¿cómo diablos se puede definir la poesía para efectos de disminuir su cantidad en el universo? ¿acaso la poesía se puede cuantificar? Tengo la impresión de que esa mujer realmente estaba pidiendo otra cosa, no sabía lo que pedía o estaba loca.
– A mí se me ocurrió pensar que tal vez ella intuía que nosotros o alguien más la estaba observando, que quizá ella lo hacía para impresionarnos de algún modo.
– Esa idea es sugestiva ¿Habrá al menos algunos humanos que sospechen que todo el tiempo están siendo observados por nosotros? ¿Que llevamos mucho tiempo estudiándolos? ¿Que ellos son uno de nuestros programas con más alta sintonía? Si esa perspectiva fuera cierta, nosotros mismos quizá deberíamos replantear nuestra conducta al menos con ese segmento de la población.
– ¿Y qué sugerirías hacer?
– La directiva oficial sería la de no hacer nada, la de nunca proporcionarles información a estas personas para que confirmen sus sospechas. No obstante, quizá valdría la pena discutir una excepción respecto de la orden fundamental. Tú ya sabes que yo sí creo que vale la pena invadir un planeta por razones artísticas o dejar de invadirlo por esas mismas razones estéticas.
– ¿Qué harían los humanos si abruptamente los invadimos? Su frágil arsenal no resistiría mucho tiempo. La verdad es que sería un crimen nuestro.
– Y esa es una de las razones por las cuales no lo hacemos, somos conscientes de nuestra abrumadora superioridad científico-técnica y de que si cediéramos a la tentación, acabaríamos cometiendo un genocidio.
– Es verdad, los humanos son muy quebradizos… ¿Qué te parece si cambiamos de canal?
– Buena idea, pásale a ese otro donde se observa ese planeta de seres que se suicidan por exceso de inteligencia, tengo una teoría sobre ellos.
Bogotá, julio de 2015