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Nuevo libro «Los Monstruos» con ilustraciones de Le Yad

23 Dic

Se ha publicado el nuevo libro “Los Monstruos”, con textos de Ómar Cárdenas, cuya imagen de portada e ilustraciones interiores fueron realizadas por nuestra ilustradora Le Yad.
El libro, con edición a cargo de Diego Iturriaga y bajo el sello de SínÍndice Ed, ya inicia su distribución …
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Nuevo libro "Los Monstruos" con ilustraciones de Le Yad

23 Dic

Cubierta MonstruosSe ha publicado el nuevo libro «Los Monstruos», con textos de Ómar Cárdenas, cuya imagen de portada e ilustraciones interiores fueron realizadas por nuestra ilustradora Le Yad.

El libro, con edición a cargo de Diego Iturriaga y bajo el sello de SínÍndice Ed, ya inicia su distribución desde España.

Sinopsis:

Un juego de niños que es violentado por los temores del mundo adulto; la rutina devorando pedazo a pedazo, y con total complacencia, a aquellos que están inmersos en ella; una ciudad que exige sacrificios para poder funcionar; malentendidos lingüísticos que pueden acarrear el fin de la vida y un museo que demuestra que ya no se sabe de qué lado nace la violencia. 

En esta colección de cuentos, Omar Cárdenas abre un sendero pantanoso que invita a la re flexión sobre la vida, su fugacidad y los peligros de la cotidianidad que esconden los principales miedos de un inconsciente colectivo.

Estas piezas narrativas utilizan la estructura del cuento breve que, por su espacio, exige una lectura contundente que diseccione el alma de nuestras estructuras.

“Un lobo estepario perdido entre nosotros, dentro de las ciudades”.

17 Ago

Tal vez sea un fulano de las tierras ultra extrañas, o quizá el zutano  de la esquina que solo saca su máscara de criminal cuando la noche y su luna lo encubra. Para algunos, conocerlo fue contemplar una musa masculina del olimpo literario, otros ni sabrán que este sujeto tiene trescientas veces más neuronas que uno de esos tocadores de canciones modernas (embrutecedoras esta generación que solo instruya a comer banquetes de chatarra y practicar sexo, ese que mate humanos y los envíe al barrio de los acostados) y al autor de letras analfabetas solo le bastó ocho mil en billetes desgastados y una curiosidad devoradora para desempolvar el libro de alguna vitrina casera y reclutar en su nicho a esta musa masculina del olimpo literario con trecientas neuronas más que el pretty boy de la revista de a doce mil.

Harry Haller. Un nombre y apellido con las mismas iniciales. Un galán para los ilusos descerebrados, una mente sin fondo para los perceptores que no sean ilusos descerebrados. Un feto procreado al modo de su padre; un personaje –Harry Haller —  idéntico a su escritor –Hermann Hesse-. Según los chismes y bochinches que rumorean los libros de historia y los tratados de literatura, a Hesse solo le tomo la económica decisión de reclutarse –junto a su depresiva compañera Soledad- entre las montañas y colinas de algún rincón europeo y practicar un poco de amor con dicha compañera para, luego, fabricar con semen e imaginación, a un personaje bipolar con dos caras: una humana y la otra lobuna; los dos conviviendo y devorándose bajo el mismo techo. Harry Haller y el lobo estepario vertiendo sangre sobre el suelo, mientras que los altruistas de la caridad se arrodillaban por las calles implorando donación para los sedientos.

lobo esteparioCuentan las páginas y dice la historia sobre Harry Haller, un viajero y ermitaño de cincuenta años, hastiado de filosofía, burguesía y retórica, tomó su brújula –solamente era real en su conciencia- y salió a vagar el mundo y sus lares, acompañado del viento y la soledad, tanto que hasta tenía la osadía de llamarse a sí mismo “El Lobo Estepario”. Si estamos infectados de curiosidad, la palabra estepario hace alusión a algo perteneciente a los bosques y sus intimidades. No mencionaré méritos ni metáforas utilizadas por Hesse para encarnar este personaje. Solo tendré la humilde palabra para explorar –a mi modo y al que prefiera hacerlo- los cuatro bloques que componen la obra.

Mi maestra de lengua castellana siempre nos enseñaba a rebuscar entre los textos la fulana idea principal. Nunca he tenido –ni tendré- una pizca de vergüenza para confesar que jamás fui el primero en hallarla. Tal vez solo era cuestión de suerte. Y fue la misma suerte que esta vez se apiadó de mí y me la susurró al oído: Un lobo estepario perdido entre nosotros. Dentro de las ciudades. No pretendo aplausos ni un título de Sir. Solo es mi modesta percepción de haber conocido a un lobo de la estepa perdido entre los humanos –siendo un enemigo de sus gobiernos y sociedades.

La primera, llamada Introducción, un nombre perfecto para ubicarnos en el principio, aun no conocemos la voz de nuestro lobo de la estepa; Hesse solo nos limita a escuchar el testimonio de un testigo quien, en aquel entonces de la prehistoria, tuvo la dicha de conocer, sin querer, hasta los más siniestros sentimientos de Harry y su alma de misterios. No se trataba de sus padres (si la memoria aún me funciona, jamás hizo mención de ellos), ni mucho menos alguna querida (preguntemos más bien quien no lo fue) o de la que fue su esposa (porque ya habían pasado las cartas de despedida). No. Ese testigo solo era un sobrino de la propietaria de la fachada donde Harry Haller un día arribó en busca de una habitación para rentar.

Al sobrino –un oficinista del recién nacido siglo XX- solo le bastó grabar una primera impresión para inspirarse en aferrarse a los misterios de Harry y escribir el primer tramo del Lobo Estepario. El –al igual que cualquier otro buen observador-  descubrieron a un hombre de innumerables misterios en su cajón. En lugar de amigos y muñecas prestadas del burdel, llenaba sus rincones y robaba espacio a las telarañas en las repisas con libros, enciclopedias y vino italiano. El recuadro perfecto de un anacoreta intelectual. Pero pronto la luz se comenzaría a filtrar entre las capas de esta cebolla lobuna.

Estas fueron algunas palabras captadas por la grabadora del testigo:

Cuando se hablaba con él –lo que siempre no sucedía- traspasaba los límites de lo convencional y, dejándose llevar de su singular naturaleza, decía palabras personales y propias, entonces uno de nosotros no tenía más remedio que subordinársele, él había pensado más que otros hombres, poseía en asuntos del espíritu aquella serena objetividad, aquella segura reflexividad y sabiduría que solo tienen las personas verdaderamente espirituales, a las que falta toda ambición y nunca desean brillar, ni convencer a los demás, ni siquiera tener razón.

El testigo había dado con la primera evidencia de su objetivo: Harry Haller -no simulaba- era un sujeto raro; tan extraño que lo convertía en un demente que despertaba obsesión en todo aquel que quisiera darle un poco de su mano para que el la mordiera. No tenía razón; él ya la conocía. ¿Espiritual? Un indicio de retiro de la realidad y consagración al mundo irreal.

Me daba cuenta de que aquel hombre estaba enfermo, de algún modo enfermo del espíritu, del ánimo o del carácter, y me defendía contra el con el instinto de hombre sano.

Se ata el segundo cabo. Nada era normal en él, aunque fingiera en ocasiones fugaces que lo era.

Siempre era el mismo el primero contra quien dirigía sus flechas, era el mismo el primero a quien odiaba y negaba…

Sospecha de la existencia de una bestia; la misma que lo clavaba en las tinieblas de su solitaria habitación y la que le cosía los labios, olvidando como llevar a cabo el arte de ser humano.

A pesar de que sé muy poco acerca de la vida del lobo estepario, tengo, sin embargo gran fundamento para creer que fue educado por padres y maestros amantes, pero severos y muy religiosos, en aquel sentido que hace del “Quebranto de la voluntad” la base de la educación

Nada extranormal. Continúa la grabación.

Ahora bien, esta destrucción de la personalidad y quebranto de la voluntad no dieron resultado en este discípulo; para ello él era demasiado fuerte y duro, demasiado altivo y espiritual. Contra sí, contra este objeto inocente y noble, dirigió toda su vida al genio entero de su fantasía, la fuerza toda de su capacidad de pensamiento.

Un rebelde del sistema que nos sumerge automáticamente.

Algo fuera de lo normal. Harry Haller entabla una conversación con el oficinista.

 “La mayor parte de los hombres no quieren nadar antes de saber”. ¿No es esto espiritual? ¡No quieren nadar, naturalmente! Han nacido para la tierra, no para el agua. Y, naturalmente, no quieren pensar: como que han sido creados para la vida, ¡no para pensar!

Desviste su primera capa de cebolla lobuna y revela su irremediable inconformidad con la miserable mentalidad que suelen vender los gobiernos.

Cuando mi tía hablaba alguna vez con él, o le llamaba la atención acerca de la necesidad de alguna de reparación en su ropa o de algún botón que se le caía a su abrigo, entonces escuchaba con atenta y extraña consideración, como si se afanara indecible y desesperadamente por penetrar, por una rendija cualquiera,  en este pequeño mundo pacífico y aclimatarse a el, aunque no fuera por más de una hora.

Un lado humano en él.

Tampoco he podido olvidar otra tarde. Estaba sentado yo solo en casa; mi tía había salido y llamaron a la puerta, y cuando abrí me halle ante una señora joven y muy guapa, y al preguntarme ella por el señor Haller, la reconocí: era la de la fotografía de su cuarto. Le mostré la puerta y me retire; ella permaneció arriba un rato, pero pronto los oí bajar la escalera los dos juntos y salir animados y muy contentos conversando de buen humor. Me extraño mucho que el anacoreta tuviera una querida, y tan joven y guapa y elegante, y todas mis suposiciones sobre el y su vida se me volvieron otra vez confusas.

Un lado humano que lo volvía cada vez más un ser confuso. Incomprensible, aunque fuéramos genios de álgebra.

Pero antes de una hora torno él a casa solo, con su paso pesado y triste, subió penosamente la escalera y estuvo largas horas en su gabinete, paseando despacio de un lado a otro, exactamente lo mismo que un lobo en su jaula; toda la noche, casi hasta por la mañana, hubo luz en su cuarto.

Otro lado que no era humano. Este y el anterior conformaban su nombre y apellido: Harry Haller, el Lobo Estepario. Pero no cualquier salvaje ni analfabeto depredador de ciervos. No.

Fantasías patológicas de un pobre melancólico aislado.  

Descubrió que los hechos e incidentes de Haller eran, en su mayoría,  fantasías maravillosas, en partes enfermizas, en parte bellas y llenas de ideas.

La neurosis de aquella generación a la que Haller pertenece, enfermedad de la cual no son atacadas solo las personas débiles e inferiores, sino precisamente las fuertes, las espirituales, las de más talentos.

Más allá de rugidos, colmillos y perfume con aroma a mierda y montaña, existía la fantasía, apta Solo para locos, apta solo para los que se atrevan a creer en la ficción intangible.

Un lobo estepario: la ciencia ficción intangible.

Así como mis padres jamás ensayaron como sería el orgasmo que me abrió los ojos en este mundo terrestre, de la misma manera transcribiré automáticamente estas letras. Si corrompo el lenguaje, allí tienen a mis neuronas para que las culpen.

No tengo conocimiento si los libros y tratados científicos lo habían publicado antes, pero es completamente certero cuando decimos “cada día que nos reste de vida, nos acercamos cada vez más a aquella estación donde llegan a parar todas las mentes amnésicas”. He explorado tratados y enciclopedias; he desempolvado páginas que tal vez habían quedado condenadas en la prisión de los mohos bibliotecarios, hasta conocí fulanos llamados Da Vinci y su hombre, el zutano Vitrubio. Todos han concluido encerrados en la misma fosa; en las profundidades donde el tiempo va devorando sigilosamente los recuerdos, hasta dejar solo luces diminutas y rastro de aquello. Y más si –clínicamente- tu memoria humana esta propensa a guardar solo vagos recuerdos. Pero Harry Haller y su naturaleza obsesiva sobrevuelan cualquier paradigma, hasta lograr convertir a sus espectadores en sus víctimas a poseer. El marginado social que escribe estas fanfarronerías filosóficas es una víctima más.  Aún no he olvidado los colmillos del lobo estepario. Su veneno traspasado a mis venas me hizo poseer también de su naturaleza lobuna.

Han transcurrido más de dos semanas -y casi tres- donde una fobia fuera de serie me hacía cobarde ante la bestial página en blanco y nunca, sin resistir por ni dos segundos, la mirada trituradora y los colmillos demoniacos de Harry Haller  (Supongo a que acabo de dar por sentado mi talón de Aquiles como escritor anónimo).

Cierto filólogo algún día, de los comunes y corrientes, brillo su pensamiento con la creencia de que una lengua no nace ni crece, no florece ni perece; una lengua también padece una transformación, y es una transformación que va al mismo paso que la sociedad se cambia. Pero Harry Haller, imitando las mofas del primer pecado humano –la rebelión- se rehusaba a padecer por esa metamorfosis que producen el paso de los años de la vida humana.

“El dia había transcurrido del modo como suelen transcurrir estos días; lo habían malbaratado, lo habían consumido suavemente con mi manera primitiva y extraña de vivir”.

La ciencia ha predicado que polos opuestos se atraen, mientras que los semejantes repelan. Pero el lobo estepario y este escritor marginado social han escupido a la cara de esta teoría, contradiciendo su razonamiento; dos exiliados del mundo y sus afanes efímeros para consagrar sus conciencias en lo que es intangible y perdurara aun en la tercera y decima eternidad, llamémoslo alma y espíritu, espíritu o alma, las dos o alguna de las dos; un par de marginados sociales inconformes con el bullicio y las bandas sonoras de los ignorantes donde solo resultan muertos y degollados por hacer mofas. Vaya con ellos.

Pero, en suma, no había sido precisamente un día encantador, no había sido un día radiante, de placer y ventura, sino simplemente uno de estos días como tienen que ser, por lo visto, para mi desde hace mucho tiempo los corrientes y los normales.”

Hemos dado por sentado que los seres humanos fueron creados con la libertad más poderosa inventada por Dios: el pensamiento. No obstante, nuestra misma naturaleza nos inclina –sin estar consciente de ello- a no poner sobre ruedas este poder. Aunque nunca falta las ocasiones que nos parta un rayo y nos disfrace con el antifaz de pensadores por unos cuantos segundos fugaces. Ciertas veces de nuestra vida cotidiana hemos escuchado a las mujeres – en su papel de madres, suegras y amantes- decir: “lo que no encuentres en casa, no dudes en buscarlo afuera”. Si. Exactamente sucedió lo mismo con Harry Haller, claro, siendo que su lucha no era por el amorío de una moza o el manicomio de terror de una suegra. No. Su conflicto era ese lobo interno –alma-  contra el mundo tangible y visible –sociedad-. Por ende, Hermann Hesse da indicios de que se avecina una ficción intangible.

Es algo hermoso esto de la autosatisfacción, la falta de preocupaciones, estos días llevaderos, a ras de tierra, en los que no se atreven a gritar ni el dolor ni el placer, donde todo no hace sino susurrar y andar de puntillas. Ahora bien, conmigo se da el caso, por desgracia, de que yo no soporto con facilidad precisamente esta semisastifaccion, que al poco tiempo me resulta intolerablemente odiosa y repugnante, y tengo que refugiarme desesperado en otras temperaturas, a ser posible por la senda de los placeres y también por necesidad por el camino de los dolores.

Ciencia ficción intangible. Más allá de monstruos, naves espaciales o posesión demoniacas, transciende a las profundidades donde muy pocos logran llegar: la infinita galería de los sentimientos humanos; góndolas innumerable que reservan cada emoción para su tiempo y espacio idóneo: alegría, melancolía, pesar, incertidumbre, dolor, agonía… todos ellos prestos y listos para emerger cuando la mente de aviso de su turno.

Cuando he estado una temporada sin placer y sin dolor y he respirado la tibia e insípida soportabilidad de los llamados días buenos, entonces de llena mi alma infantil de un sentimiento tan doloroso y de miseria, que al dormecino dios de la semisastifaccion le tiraría a la cara satisfecha la mohosa lira de la gratitud, y más me gusta sentir dentro de mi arder un dolor verdadero y endemoniado que esta confortable temperatura de estufa.

Si jugamos con fuego, nos quemamos. Si le provocamos a la autosatisfacción, también.

Entonces se inflama en mi interior un fiero afán de sensaciones, de impresiones fuertes, una rabia de esta vida degradada, superficial, esterilizada y sujeta a normas, un deseo frenético de hacer polvo alguna cosa.

Y la autosatisfacción –nacida por la inconformidad con el mundo de afuera- es un veneno contra ella que nos abre los ojos para hacer miga el vendaje y darnos por entendidos que el único propósito de esta miserable existencia –superficial, esterilizada y sujeta a normas– solo nos lleva directo al lugar donde terminamos hechos polvos. No es secreto que la muerte es ciega a ver sexo, raza o clase social, aunque algunos no quieran verlo con ojos de verdad.

No se cómo es esto, pero yo, el lobo estepario sin hogar, el enemigo solitario del mundo de la pequeña burguesía, yo vivo siempre en verdaderas casas burguesas.

Mientras vivamos en casa de la sopera, nos corresponde tomarnos las dos tazas de caldos. Mientras que Harry vivía bajo el mismo techo, no tenía más remedio que lleva la fiesta en paz con sus camaradas burgueses.

Así es, y me gusta también el contraste en el que está mi vida, mi vida solitaria, ajetreada y sin afectos, completamente desordenada, con este ambiente familiar y burgués.

Pero cuando la puerta se cerraba, el lobo y su intimidad lobuna rugían y rasgaban las paredes que lo protegían y lo hacían camuflar entre las ciudades.

Pero lleno de profunda complacencia y de versos, que después en mi alcoba escribía a la luz de la vela y sentado sobre el borde de la cama.

A veces, los muros que se construyen nos traicionan, dejando pasar sin permiso ni consentimiento nuestro a intrusos malavenidos.

Una vez sucedió que por la noche que, estando despierto en la cama, empecé de pronto a recitar versos, versos demasiados bellos, demasiados singulares para que yo hubiera podido pensar en escribirlos, versos que a la mañana siguiente ya no recordaba y que, sin embargo, estaban guardados en mi como la nuez sana y hermosa dentro de una cascara rugosa y vieja.

¿Cuestión de metamorfosis o solo mera casualidad?

¡Ah, es difícil encontrar esa huella de Dios en medio de esta vida que llevamos, en medio de este siglo tan contentadizo, tan burgués, tan falto de espiritualidad, a la vista de estas arquitecturas, de estos negocios, de esta política, de estos hombres!

No. Ninguna de las anteriores. No lo discutiré. Solo sabré decir que, en ocasiones, Dios posa en los lugares menos pensados, y muchos suelen dejarlo en los lugares donde a los humanos se les ocurra en últimas pensar. Irónico.

¿Cómo no había yo de ser un lobo estepario y un pobre anacoreta en medio de un mundo, ninguno de cuyos fines comparto, ninguno de cuyos placeres me llama la atención? No puedo aguantar mucho tiempo ni en un teatro ni en un cine, apenas puedo leer un periódico, rara vez un libro moderno.

Queda una alternativa: fuga al mundo de los invisibles.

Y lo que, por el contrario, me sucede a mí en las raras horas de placer, lo que para mí es delicia, suceso, elevación y éxtasis, eso no lo conoce, ni lo ama, ni lo busca el mundo más que si acaso en las novelas; en la vida, lo considera una locura.

Para lo que Harry Haller es normal, para el mundo es un asunto de endiablados. Lo que para el mundo es una posesión del sol en el trono, para el lobo estepario es el final de su paraíso y el comienzo de su propio infierno.

Entonces es verdad que estoy loco, entonces soy efectivamente el lobo estepario que tantas veces me he llamado, la bestia descarriada en un mundo que le es extraño e incomprensible, que ya no encuentra ni su hogar, ni su ambiente, ni su alimento.

Lejos de casa, otra noche común y repetitiva, una bengala se encendió en el horizonte:

Teatro mágico. Entrada no para cualquiera.

Solo para locos.

La Editorial Now Evolution ha publicado la novela de Víctor M. Valenzuela "La guerra de los imperfectos"

8 Ago

la-guerra-de-los-imperfectosEn un futuro distópico, las grandes corporaciones tienen la clave para erradicar las enfermedades. Solo los más adinerados tienen esa nueva biotecnología disponible. Los imperfectos van a luchar por eliminar esa nueva sociedad. ¡La guerra por la liberación ha comenzado! Una sociedad donde la esperanza de vida la define el dinero que tienes.

La guerrera más temida de la Resistencia y un bibliotecario reconvertido en soldado de élite, son los protagonistas. BioCorp es la empresa que maneja los hilos a nivel mundial, los hijos de las élites son creados a la carta; perfectos y longevos. Los humanos normales son sus esclavos, su mano de obra, sus ejecutores. Solo tienen en su contra a la Resistencia, el grupo de liberación del conocimiento perdido.
Pequeñas historias que van tejiendo poco a poco el declive de la democracia y el alzamiento de una nueva casta dominante: Los Homo+, los vencedores de la Aceleración y sus esclavos los Imperfectos, hombres normales con los genes de nuestros antepasados.

Aunque los principales protagonistas pueden ser considerados soldados y la obra narra una guerra desigual, esta novela no intenta centrarse en la violencia ni en las armas. Al contrario, pretende reflejar hasta dónde puede pervertirse una sociedad, hasta qué abismo pueden ser empujados los desposeídos por los poderosos. La principal fuerza de los combatientes de la Resistencia no reside en sus armas, está en su humanidad y en su capacidad de amar y sentir empatía por los otros.

Fuente: http://www.nowevolution.net/home/142-la-guerra-de-los-imperfectos.html

La ciencia ficción colombiana: oferta y publicación digital

19 Ago

barranquilla 2132

En mi interés para conocer más de la ciencia ficción nacional he hecho lo posible para adquirir libros clásicos del género en el país, así como nuevas publicaciones. Gracias a la colaboración de amigos he logrado conseguir algunos de ellos, pero muchos están fuera del mercado o pueden conseguirse únicamente en Bogotá, ciudad que me queda muy distante. Con las publicaciones recientes la situación pareciera tener una tendencia similar: la distribución está limitada a pocas ciudades y, para poder conseguirlas, hace falta contactar directamente a la casa editorial o al autor mismo.

 

Afortunadamente, el panorama está mejorando en dos aspectos: las librerías están implementando servicios de venta a través de sus páginas web y las editoriales y los autores están empezando a ofrecer libros virtuales de ciencia ficción colombiana. Lo anterior tiene a su vez dos efectos muy positivos: por el lado de las librerías, comprar online libros de los mejores autores se facilita enormemente al poder acceder al listado de volúmenes disponibles en cualquier parte del país y hacer que lo envíen directamente a la casa. Por el lado de la publicación digital, evitamos que el número limitado de impresos en físico nos impida adquirirlos posteriormente o que lleguen a ser inadquiribles a menos que los reediten (como afortunadamente ocurrió con Barranquilla 2132, de José Antonio Osorio Lizarazo; Una triste aventura de 14 sabios, de José Félix Fuenmayor; y Viajes Interplanetarios en Zepelines, de Manuel Francisco Sliger Vergara ).

 

Es así como, entre los cásicos, puede conseguirse impreso Cuentos de amor, terror y otros misterios, de René Rebetez o, entre los nuevos, Iménez, de Luis Noriega y en digital hallamos El clon de Borges, de Campo Ricado Burgos y Los hombres que aterrorizaron al mundo, de Diego Darío López Mera. Seguramente pronto podríamos conseguir de la misma manera las nuevas obras del maestro Antonio Mora Vélez, piezas de autores nóveles, y reediciones de obras que llevan décadas fuera de circulación. Aunque pequeño, se configura un mercado de la ciencia ficción colombiana.

David Pérez Marulanda

Cultura, ¿una utopía?

16 Ago

protesta biblioteca departamentalDías atrás transitaba por una de las principales avenidas de Cali, la ciudad donde vivo y la tercera cuidad más grande de Colombia. Por un momento me quedé atascado en el tráfico por una protesta que se veía venir desde hacía semanas dadas las informaciones de los medios: la Biblioteca Departamental del Valle del Cauca está al borde del cierre, la principal del suroccidente del país y de la cual dependen la red de bibliotecas de más de cuarenta municipios. En igual situación se encuentran las instituciones Incolballet, el Instituto para la Investigación del Patrimonio Cultural y Natural del Valle del Cauca INCIVA (que maneja varios museos, monumentos históricos, entre otros), el Instituto Departamental de Bellas Artes y la Orquesta Filarmónica de Cali.

Los funcionarios de la gobernación argumentan que simplemente no hay recursos para financiarlos: “lo cierto es que el Departamento ya no genera los recursos de antes. En un hipotético caso de insolvencia, de no poder transferir los recursos, se daría el cierre (de esas entidades culturales).” afirmó la secretaria de hacienda del Departamento, según el diario ElPais.com.co. Es más que obvio y transparente que recursos SÍ hay, sólo que para otras cosas, sean las que sean, y que ésto se trata exclusivamente de falta de voluntad política de la cual han sido partícipes los mismos ciudadanos con sus votos.

Aunque podría pensar que este tipo de fenómenos son propios de países tercermundistas, en esta misma semana me enteré de que en España las bibliotecas públicas pagarán a las sociedades de gestión de derechos de autor por prestar libros y de que en Estados Unidos, en la biblioteca de la Universidad de California, Riverside, comienza a sonar el posible cierre de la Colección Eaton de Ciencia Ficción, la más grande del mundo.

Como gestor cultural a través de la revista literaria Cosmocápsula, me siento monstruosamente indignado y aún mucho más impotente. Muchas veces me he propuesto hacer de este proyecto un medio capaz de retribuir a sus autores económicamente, porque la cultura vale. O bueno, vale para pocos, quienes nos paramos a tratar de detener con las manos el alud de idiotez que se nos viene encima, un alud que cruje con aplausos y gritos de gol.

David Pérez Marulanda

Novela "La época del día omiso", publicada por El Ardid Editorial

22 Abr

El ardid editorial acaba de publicar su primera novela, La época del día omiso, de Roman Pacula. Disponible ya en formato digital y próximamente en papel.

Se puede leer el comienzo de la novela en el sitio web de la editorial: www.elardideditorial.blogspot.com.es/La época del día omiso

Sinopsis

En la época del día omiso, dos investigadores llegan a Bröste. Un lugar apenas compuesto por tres bloques de pisos entre la urbanidad y lo baldío. Investigan la aparición de unos organismos en los patios interiores de estos edificios. Estas criaturas, indeterminadas y conocidas como bleubas, se caracterizan al parecer por una tendencia narcótica hacia el grüila, una sustancia que aparece fundamentalmente como sedimento en los rincones y en los espacios intransitados.

La administración, a través del departamento, ha desalojado la primera planta de cada uno de los tres bloques. Los investigadores ocuparán los apartamentos. El narrador describe su experiencia, entre sus horas de observación, a través de los cristales de las ventanas que dan al patio a la búsqueda de la aparición de las bleubas y su relación con algunos de los individuos que habitan en Bröste. Entre ellos se encuentra Pacharo, un anciano postrado en una cama, olvidado o abandonado por la administración en una habitación recóndita y que dice haber resucitado varias veces.

Lanzamiento del libro "La duda de un ángel" de Antonio Mora Vélez

22 Oct

Montería. El sábado 26 de octubre a las 9 a.m. se hará el  lanzamiento del libro de cuentos de ciencia-ficción La duda de un ángel, del escritor del género Antonio Mora Vélez. El acto se hará en el auditorio de la Corporación Universitaria del Caribe-CECAR, en la carrera 5ª No 27-54.
Via Alfa Eridiani

portada duda de un angel

Futuro Olvidado, de Rodolfo Rorato Londero. Nuevo libro sobre el cyberpunk en latinoamérica

16 Sep

futuro olvidado portada

Futuro Olvidado – Rodolfo Rorato Londero

El objetivo de este trabajo es discutir la recepción de la ficción ciberpunk latinoamericana, o mejor, la recepción latinoamericana de la ficción ciberpunk. Surgida en los años 80 en el contexto socioeconómico norteamericano, la ficción ciberpunk representa varios tópicos ligados al lugar y momento de su producción: los estados fallidos y el neoliberalismo, la emergencia del ciberespacio y la libre circulación del capital más allá de las fronteras nacionales, el escenario distópico, el descreimiento en el futuro y el fin de los grandes relatos históricos como propone la posmodernidad de Lyotard, etc. Estas características llevan a identificar la ficción ciberpunk como la representación suprema del capitalismo tardío (Jameson). Mientras tanto ¿cómo pensar la ficción ciberpunk en América Latina,o sea, en un lugar que está al mismo tiempo dentro y fuera del sistema mundial? La hipótesis que este trabajo presenta apunta hacia el sesgo utópico de la ficción ciberpunk latinoamericana, que no existe en la versión norteamericana.

(Nota en la contraportada del libro).

Via Campo Ricardo Burgos

Reseña: "Los hombres que aterrorizaron al mundo" de Diego Darío López Mera en ciencia-ficción.com

17 Jul

En el Sitio de Ciencia-Ficción ha sido publicada una breve reseña de la novela Los hombres que aterrorizaron al mundo del escritor vallecaucano Diego Darío López Mera en ciencia-ficción.com

El enlace a la reseña es: http://www.ciencia-ficcion.com/opinion/op01924.htm