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«Dalmaria 13» por Luis Adán Díaz Hereira

9 Nov

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Revista Cosmocápsula número 15. Octubre – Diciembre 2015. Cápsulas literarias.

Dalmaria 13
Luis Adán Díaz Hereira

“Old man from my homeland” por Delawer-Omar en Deviantart.com. Licencia Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0.
La espuma…
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"Dalmaria 13" por Luis Adán Díaz Hereira

9 Nov

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Revista Cosmocápsula número 15. Octubre – Diciembre 2015. Cápsulas literarias.


Dalmaria 13

Luis Adán Díaz Hereira


La espuma del chocolate caliente le recordaba las olas burbujeantes de Dalmaria 13; el pasto verde de su patio, en donde yacía leyendo un libro de aventuras, le recordaba la zona suburbana de Dalmaria 13; la música que salía del tocadiscos de casi cinco siglos le recordaba el sonido ambiente de la nada en Dalmaria 13. Esos recuerdos representaban un mundo del que era dueño, el mundo de Hank Phillip. Plácidamente sumergido en el espectro de sus recuerdos sintió en sus huesos como navegaba por las imágenes de Dalmaria 13. Luego se desconectó la máquina y su estado mutó; sus ojos vivaces se posaron en el cable que debía estar conectado justo debajo de la última vértebra.

Deja eso –dijo una voz femenina–, yo lo desconecté, lo he hecho por ti. Los recuerdos te están matando.

¡Siempre me arruinas mis recuerdos!

Eres un adicto a los recuerdos, abuelo.

Era cierto, ambos lo tenían claro. Nada se veía con peores ojos en la galaxia que un adicto a los recuerdos. Las razones bastaban, sumándose al desagradable cuerpo que dejaban los adictos a los recuerdos, estaban las alucinaciones, la paranoia, los cambios de ánimo, la depresión y la pérdida de noción de la realidad. Su nieta quería evitarle problemas, le dolía ver a su demacrado abuelo perecer ante el pasado, las épocas doradas. Porque el presente transcurría sin él, sus hijos perdían las visitas esperadas y sus conocidos guardaban puestos en vano para charlas no transcurridas, sus nietos olvidaban el rostro arrugado de un solemne y sabio anciano. El presente lo estaba perdiendo, Hank Phillip ya era cosa del pasado. Y no faltaría mucho para ser tragado por la máquina de recuerdos. El fulgor de su ser se esfumaba y con palabras apenas audibles para la única nieta que lo visitaba se conectó el cable instintivamente.

Te desconozco, abuelo, –La mujer se dio media vuelta, pero antes de irse, añadió: –buscaré ayuda, te lo prometo.

Déjame solo –ordenó Hank que aún no había caído en el efecto de la máquina.

Los párpados del anciano bajaron hasta cubrir sus ojos por completo. Sintió recorrer un camino rocoso y volvió a estar en las vastas profundidades de los mares coloridos y las estepas desiertas de Dalmaria 13. La inmensidad de las lunas y el sol esparcidos por el esplendoroso cielo agregaban las pinceladas certeras del paisaje que lo asemejaban a una muy realista pintura de verano. Como esos veranos que pasó en las extremas condiciones calurosas en el mismo lugar; jornadas extenuantes le aceleraban la respiración confundida con un intenso jadeo propio de los caminantes crónicos que recorren cual niños alegres los terrenos del planeta.

Escapaban de su mente algunas ideas entre las caricias del denso viento y los soplos de las frondosas montañas, mezclándose con el sabor del fruto de una tierra fértil como ninguna otra. Hank Phillip había olvidado que por muchas aventuras incesantes que hubiera tenido y por incontables planetas de variable tamaño, composición y contenido, él nunca había visitado ni en sueños esa formación de vida llamada Dalmaria 13, lugar que lo amedrentaba incesantemente.

Es él –señaló la mujer con el brazo extendido.

Un hombre vestido con bata blanca observó detenidamente al viejo, y torció el rostro al verificar sus temores.

El hombre se ha traspasado al plano de los recuerdos –dijo con voz tosca–, lo que queda aquí no es sino un frasco vacío. Hemos llegado tarde.

La mujer se cubrió el rostro con las manos, repitiendo lamentos y maldiciones y dando lugar a un segundo hombre que se llevó al anciano sin interrumpir su viaje por los recuerdos.

Haremos lo que esté en nuestras manos señorita –dijo uno de los hombres mientras salía de aquel patio, en medio de una casa de madera vieja y descolorida.

Hank recorría los caminos rocosos de las montañas cubiertas de humo rojizo. A sus espaldas la brisa desordenaba sus cabellos grises y lo obligaba a encorvarse. En su recorrido, a medida que subía a la cima, brillante, inerte, inconfundible, pero aún así, siempre lejana. Cuando pisó lo que parecía la zona más elevada dio un grito contra el mundo, tomando aire y repitiendo el grito cada cierto tiempo en que parecía responder un inexistente hombre a forma de eco. Mirando los ríos oblicuos que se cruzaban entre sí, y las montañas pares que comparadas a la presente eran pequeños montículos de piedra, sintiendo el fino roce del viento congelado bañando su delgado cuerpo, sintió una punzada en el pecho, la melancolía le latía a la par con el corazón y la lengua le temblaba por la falta de agua y de palabras que necesitaba en un momento como este. Extrañaba con cada gota de sangre que pasaba por su cuerpo y con cada diminuta partícula que lo comprendía al mundo que lo vio reír y llorar en las horas muertas, Dalmaria 13. El sol se ocultó de un extremo del cielo y las lunas se alzaron al otro, ahora los paisajes se oscurecían, la extensión de la tierra tenía un brillo peculiar, mágico, irreal, onírico.


Luis Adán Díaz Hereira, nacido en Barranquilla, Atlántico el 15 de noviembre de 1996, se trasladó junto a su familia desde chico a la capital colombiana, Bogotá D.C. donde se crió toda su vida. Estudia cine y televisión en la Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano. Amante de la ciencia ficción tanto en el medio audiovisuales como en literatura. Sus influencias notables son los escritores Ray Bradbury, Isaac Asimov, Stanislaw Lem y Phillip K. Dick; y el director de cine Andrei Tarkovsky.


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Revista Cosmocápsula número 15. Octubre – Diciembre 2015

«Hoatzin» por Rodrigo Torres Quezada

29 Abr

Revista Cosmocápsula número 13. Abril – Junio 2015 . Cápsulas literarias.

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Hoatzin
Rodrigo Torres Quezada

The Sand Elder por Borruen en Deviantart.com. Licencia Creative Commons Attribution-Noncommercial-No Derivative Works 3.0.
El hielo se apoderaba de sus extremidades ya…
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Cuento de ciencia ficción: "Hoatzin" por Rodrigo Torres Quezada

29 Abr

Revista Cosmocápsula número 13. Abril – Junio 2015 . Cápsulas literarias.

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Cuento de ciencia ficción:

Hoatzin

Rodrigo Torres Quezada


El hielo se apoderaba de sus extremidades ya muy débiles. Aun así, debía cargar ese cajón pues los ojos del emperador del mundo, o más bien, de lo que quedaba del mundo, estaban puestos sobre él. El cajón ora se deslizaba rápidamente por las formaciones glaciares ora se adhería y se quedaba estancado entre peligrosas estalactitas y criaturas congeladas de hacía décadas. Estas permanecían ahí como espectáculo público para el arriesgado observador que osase interrumpir el terrible silencio de vida en aquellos lugares. Su fuerza estaba menguando. Se tiró al suelo. Pasaron minutos pero en su mente parecieron años y escuchó una voz suave como el tibio rayo de sol, dulce como el fruto de un árbol.

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«Así lo escuché en la radio» por Iván Medina Castro

27 Abr

Revista Cosmocápsula número 13. Abril – Junio 2015 . Cápsulas literarias.

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Así lo escuché en la radio
Iván Medina Castro

Old radio por Ivellios1988 en Deviantart.com. Licencia Creative Commons Attribution-Noncommercial-Share Alike 3.0.
 
A H.G. Wells

Llegará un día en que u…
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Cuento de ciencia ficción: "Así lo escuché en la radio" por Iván Medina Castro

27 Abr

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Revista Cosmocápsula número 13. Abril – Junio 2015 . Cápsulas literarias.

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Cuento de ciencia ficción:

Así lo escuché en la radio

Iván Medina Castro


 

A H.G. Wells

Llegará un día en que un hombre te hablará

a miles de kilómetros de distancia, y tú

tranquilamente le podrás escuchar donde

estés, mas no le podrás ver por estar tan lejos.

Quinta profecía maya

La emoción de saberse poseedores de un aparato, capaz de emitir toda clase de expresiones humanas provenientes de ondas electromagnéticas imperceptibles para el ojo humano, tenía al pueblo entero completamente en vilo, contrariando hasta las prédicas inquisitorias del obispo ante la llegada inminente del primer radio a San Juan de los Patos. Incluso, tanta fue la conmoción producida por el arribo de la caja receptora en el ayuntamiento un Sábado de Gloria, que las oxidadas y singulares esquilas del campanario repiquetearon por vez primera después de décadas de mutismo. La concurrencia, aglomerada en los grandes ventanales del edificio gubernamental, decidió festejar el rompimiento de la monotonía prometida por esa maravillosa adquisición. Encendieron cuetones e improvisaron una comilona semejante a la organizada en la boda del presidente municipal con la niña Eduviges. Después del jolgorio, los moradores expectantes siguieron con asombro la nítida e intensa voz del locutor, provocando en algunos escépticos parroquianos la creencia de que alguna persona estaría dentro del arca, obligando a muchos de ellos a asomarse alrededor del artefacto para encontrar la pieza que los desmintiera, y los santurrones, asustados, juraron la procedencia de aquellos clamores como parte de una invocación a los santos difuntos. Seguir leyendo

Reseña: «Armar un cuento» de Liliana Diaz Mindurry y Laura Massolo

18 Feb

Armar un cuento
 Liliana Diaz Mindurry, Laura Massolo
Editorial La Letra Eme
268 páginas
Buenos Aires
2013
ISBN: 978-987-29876-0-2
Tapa rústica

*****
Por David Pérez Marulanda
Armar un cuento es una manual de estudio para quienes quieran iniciarse como cuentistas o ya lleven un recorrido en es…
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Reseña: "Armar un cuento" de Liliana Diaz Mindurry y Laura Massolo

18 Feb

armar un cuento

Armar un cuento

 Liliana Diaz Mindurry, Laura Massolo

Editorial La Letra Eme

268 páginas

Buenos Aires

2013

ISBN: 978-987-29876-0-2

Tapa rústica

*****

Por David Pérez Marulanda

Armar un cuento es una manual de estudio para quienes quieran iniciarse como cuentistas o ya lleven un recorrido en esta labor. Fue elaborado por dos escritoras argentinas con una larga trayectoria en la dirección talleres literarios: Liliana Díaz Mindurry, con más de 19 libros publicados y ganadora de numerosos premios entre los que se cuentan Premio El Espectador de Bogotá (1994) y el premio Planeta (1998) por la novela Pequeña música nocturna; Laura Massolo, ganadora, entr otros, del Premio Radio Francia Internacional del Concurso Juan Rulfo, 2001.

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Reseña: «El pozo y el péndulo. Cuentos colombianos»

11 Feb

El pozo y el péndulo
 (Ed.) Elkín Restrepo, Claudia Ivonne Giraldo, Lucía Donadío, José Zuleta
Sílaba Editores
193 páginas
Medellín
2014
ISBN: 978-958-8794-45-7
Tapa rústica

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Por David Pérez Marulanda
Odradek, la prestigiosa revista literaria que inició en 2003 con una frecuencia semestra…
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Reseña: "El pozo y el péndulo. Cuentos colombianos"

11 Feb

el pozo y el pendulo

El pozo y el péndulo

 (Ed.) Elkín Restrepo, Claudia Ivonne Giraldo, Lucía Donadío, José Zuleta

Sílaba Editores

193 páginas

Medellín

2014

ISBN: 978-958-8794-45-7

Tapa rústica

*****

Por David Pérez Marulanda

Odradek, la prestigiosa revista literaria que inició en 2003 con una frecuencia semestral, cambió a formato libro, en el cual El pozo y el péndulo el segundo volumen. Se trata de una antología de 21 cuentos de igual cantidad de los mejores cuentistas colombianos, vigentes y fallecidos. La antología da una muy buena primera impresión: la edición está finamente lograda, una hermosa portada de tapa rústica con solapa y una diagramación muy amable a la vista.

Los cuentos se encuentran en diversos estilos y temáticas. Algunos de los incluidos fueron:

El fierro de Miguelito”, de Rocío Vélez de Piedrahíta. La historia de un delegado del gobierno en el proceso de paz con la guerrilla colombiana durante la presidencia de Belisario Betancur. El delegado se encuentra con un niño guerrillero quien es el encargado de guiarlo hasta su campamento base. Un cuento impactante, realista, frío, que nos recuerda la historia cíclica de nuestro país, de las repeticiones históricas que nunca recordamos y cómo los inocentes terminan siendo el juguete de los grupos armados.

A este relato podemos conectar “El planeta cojo”, de Juan Diego Mejía. La narración en primera persona de un soldado sobre su amor imposible por una hermosa negra atleta, a quien conoce en un pueblo del Urabá y que, por coincidencia, vuelve a encontrar después de muchos años. Ambos fueron víctimas de la misma guerra, cada uno de la forma en que era más vulnerable. Encantan las descripciones físicas que hace el autor e impacta la crudeza de la guerra contada desde adentro, de cómo quienes la viven deben apartar con fuerza las consecuencias y marcas que les quedan en el cuerpo y en la mente para seguir adelante.

Otros cuentos se desarrollan en la cotidianidad urbana, y logran el efecto de hacerla extraña. Es el caso de “Hay una señora en la cama de mamá”, de Gabriel Uribe Carreño, la historia de un cómo un pequeño percibe el universo de su casa al tener a su madre enferma de gravedad. El autor representa con gran acierto la perspectiva del niño sobre el juego, la enfermedad, las hileras de hormigas en el patio, los adultos, para zambullir al lector en sentimientos y descripciones de su propia infancia.

También hay cuentos muy divertidos. Uno de ellos es “Las formas de la espera”, de José Andrés Ardila. Una relato sobre cómo un hombre debe lidiar con la impuntualidad excesiva de si novia, un desarrollo en la que se mezclan de forma muy agradable y creativa la narración con el diálogo, un lenguaje oral que resalta su realismo y comicidad. Otra pieza es “La sirena viene hacia mí”, de Luis Miguel Rivas: una mañana de domingo inverosímil, la canción La sirena viene hacia mí sale del radio de un carro viejo que pasa frente a la casa del personaje, y mientras éste observa y describe todas las particularidades del carro y de su música, reflexiona sobre sí mismo, sus decisiones y la relación con su pareja. Las situaciones descritas, si bien nadan en lo absurdo, son amenas y posibles.

La literatura fantástica se presenta en esta antología con sólo un cuento, Gólgota, de Campo Ricardo Burgos. La curiosa historia de un hombre que busca viajar en una máquina del tiempo a la época de Jesucristo y, una vez lo logra, toma una decisión imprevista y de consecuencias monumentales.

Entre los cuentos restantes, se denota gran calidad y nivel de escritura. Como toda las antología, tiene sus altibajos y algunos textos van a caer al cliché narrativo o se quedan cortos para el nivel de la selección. En cuanto a los autores, si bien la antología se subtitula Cuentos colombianos, el lector encontrará que la gran proporción de los escritores son antioqueños, pero se comprende en la medida en que el libro corresponde a una publicación originada en esa región.

La segunda entrega de los libros de Odradek es un pieza que vale la pena tener tanto como material de lectura como de colección, porque publicaciones literarias como ésta, que poseen un recorrido histórico y aún se mantienen, son escasísimas en Colombia. Es de las pocas ventanas que tenemos para poder ver la producción de los cuentistas nacionales más importantes de la actualidad.